Un paso más

Comencé a tomar un suplemento de lion's mane alrededor de mayo del año pasado. Justo cuando empecé un nuevo trabajo. Esa neblina mental estaba mejorando de a pocos. Me costaba concentrarme a veces, y me aburría con facilidad. En ese nuevo trabajo, me costó aprender las cosas…cuando nunca antes se me había dificultado aprender algo nuevo.
Aún no tenía claro que fuera relacionado 100% a la perimenopausia. No quería aceptarlo del todo. A veces me decía que sí y otras que no. Incluso ahora. Es ese cambio de etapa, de capítulo, y a veces es difícil dejar esas etapas atrás y fluir con las olas de la vida, por muy naturales que algunas fases sean.
Duré dos meses en ese nuevo trabajo. Y mirando atrás no podría estar más agradecida. Vivía con una ansiedad a tope constantemente, algunas veces al borde del pánico. Se me dificultaba respirar al momento de trabajar, así que practicaba todos los días ejercicios de respiración profunda, de meditación, y no veía la hora en que los nuevos suplementos de hongos funcionales me hicieran más efecto.
Lo malo de la ansiedad es que te deja agotad@, y terminaba exhausta al final del día de trabajo. A veces…muchas veces no iba al gimnasio, no tenía la energía ni voluntad para hacerlo.
Siempre fui y seguiré siendo una buscadora de conocimiento. Tengo mis rutas alternativas y las respuestas de norma, de regla, nunca me van a encajar. Por suerte, estaba en talleres de mindfulness que me dieron herramientas para manejar mis estados emocionales más intensos.
Procedí a investigar más y probar diversos hongos funcionales para sentir cuál me hacía mejor.
Dicen que los rechazos son una forma de redireccionamiento. Comencé a vislumbrar que no quería estar en un trabajo donde me sintiera ansiosa constantemente, por muy buen salario que pudiera tener. Los títulos, popularidad, renombre y demás cosas vanas no sirven de nada si no te dan calma interior.
Estuve un mes sin trabajo y en ese mes pude volver a regularme. Los efectos del lion's mane empezaron a notarse más y sentí que estaba recuperando algo en mí que había temido perder…por lo menos así lo ví en ese entonces. Me asustaba enormemente perder mi capacidad de aprendizaje, mi habilidad de concentración…mi cognición. Una habilidad en la que me he apoyado mucho en los últimos años.
Sin embargo, no podemos perder lo que es innato en cada uno. Nuestro potencial es perenne, y es algo que recién tengo un poco más claro.
Aún tengo una pequeña "batalla" con la ansiedad. Se intensifica en las dos semanas antes de que me venga el período, que es el punto intermedio cuando se tiene una caída de estrógeno y el día antes es bastante fuerte.
El otro día mi mamá me envió un video de un enfoque alternativo…de hablarle a tu ansiedad.
Y a pesar de que ando en caminos alternativos desde hace varios años y he usado esa técnica para sanar otras heridas, no se me había ocurrido hablarle a mi ansiedad.
La ansiedad en sí es un estado constante de alerta, una protección, una emoción que al final quiere mantenerte segura. Así que le hablo cuando aparece, aunque en estos días se ha apaciguado, creo que está entendiendo que ya no la necesito para sentirme segura.
El cerebro también necesita caminos alternativos para reaccionar de forma diferente a estímulos similares, y todo eso toma tiempo, en un mundo que idolatra lo inmediato, lo temporal y desechable, lo lento parece contraproducente.
La búsqueda continúa.
Cmc.