
Esos Pequeños Olvidos

Entre octubre y noviembre de 2024 empecé a tener pequeños episodios en que olvidaba apagar la luz del baño…y yo no soy una persona olvidadiza. Un día me levanté, fui al baño y me di con la sorpresa que la luz estaba prendida. Había estado prendida toda la noche. Ese mes la cuenta de luz vino más elevada. Entendí que tenía que prestar más atención a lo que hacía, así fueran cosas rutinarias e insignificantes, porque el no prestar atención incluso en cosas que tienes aprendidas por repetición, significa eso, que realmente no estás prestando atención, no estás presente viviendo tu vida.
Por suerte, por esa época, debido a un cambio laboral, empecé a ir al gimnasio en las mañanas…un cambio que me impactó y transformó mucho más de lo esperado, y mucho más por su simpleza. Yo trabajo remoto, desde casa, y había estado yendo al gimnasio luego de terminar mi turno de trabajo, lo cuál era siempre en la tarde-noche, cuando la luz del día ya estaba menguando. Hay muchos estudios que recomiendan salir y recibir la luz del día, así no haya sol visible, porque ayuda a la regulación hormonal y estado de ánimo, además de que tu cerebro termina de despertar realmente. Por eso, también se recomienda una luz tenue, o cuarto oscuro como rutina para antes de dormir.
Trabajando desde casa, hay veces que si no tienes cosas qué hacer fuera, pues te la pasas todo el día dentro, sin recibir realmente esa luz del día que tanto bien hace. Tomo vitamina D desde el invierno pasado, y pude notar cómo ayudó a mejorar mis estados de ánimo, porque cuando los días oscuros se hacen eternos, es fácil caer en estados depresivos, o en cansancio y pereza, si no estás acostumbrad@ a un clima así. Aunque en la actualidad y debido a nuestro ritmo de vida, suplementarse nunca está de más.
Con ese cambio, pequeño pero significativo, empecé a ejercitarme todos los días…menos domingo, que me gusta descansar. Sin embargo, mi rutina de ejercicio cambió y el compromiso con mi salud también. Aumenté la dosis de creatina, lo cuál no sólo impactó mi desempeño en el gimnasio, sino que también en mi cognición.
Hay muchos estudios que recomiendan la creatina para el desarrollo y recuperación muscular, y hay mucha información sobre ello, pero es menos conocido su beneficio en el cerebro y la capacidad cognitiva, más para las mujeres en perimenopausia, menopausia y más allá. Así que en ese entonces, además de subir mi dosis de creatina, subí también la del lion's mane, y dejé de tener esos molestos pequeños olvidos.
Fue en esos meses también que compré un suplemento adrenal a base de hierbas que tenía ashwagandha, y en relativamente poco tiempo, perdí peso y esa apariencia inflamada del rostro. Esa apariencia que no sabía se debía al cortisol elevado, la llamada hormona del stress. En los dos últimos años anteriores, había venido ganando peso y aunque por un tiempo no me importó, cuando mi capacidad cardiovascular y de movimiento se vió afectada, sabía que ese peso no me hacía bien, y no quería sentirme impedida ni limitada por ningún peso extra.
La ashwaghanda o cualquier reducción del stress, también ayuda a la capacidad cognitiva y a esa temida niebla mental (mental fog) que se está haciendo cada vez más conocida como un síntoma de la perimenopausia. Se debe a que las fluctuaciones del estrógeno afectan al cerebro también y personalmente, a mí me tuvo que afectar de esa forma para ponerme a investigar y leer sobre todo esto.
Sigo experimentando con dosis y tiempos de consumo de mis suplementos, porque si de algo tengo certeza, es que esta nueva etapa no es para sufrir, sino para dar a luz a una nueva versión de mi misma.
Y aunque a veces ese caballo salvaje de las hormonas parezca indomable, la voluntad propia también puede ser inquebrantable.
Cmc.