Una pequeña reflexión sobre: Ansiedad
Hace unos meses, a finales del año pasado, me quedé sin trabajo. La empresa donde trabajaba decidió reducir el personal en su oficina virtual en Portugal. Muchos nos quedamos sin trabajo y con un sin sabor, que, por lo menos yo, no había tenido hasta ese momento.
Yo sabía que quería salirme de ese trabajo, antes de que comenzaran los cambios bruscos. Sin embargo, cuando llegó mi turno, estuve con mucha ansiedad esos días. Ansiedad y miedo. Por lo que vendría, por pensar que esa "seguridad" y "estabilidad" me la da un trabajo.
Es natural tener miedo por un futuro incierto. La incertidumbre produce estados ansiosos y depresivos.
¿Pero por qué produce eso? no saber qué vendrá, no ver claro el camino. ¿A qué le tenemos miedo realmente?. ¿Es tan difícil confiar en un universo dador y bondadoso? Confiar en que si te esfuerzas por algo, recibirás el fruto de esos esfuerzos. Confiar en la certeza del corazón, que susurra.
Antes pensaba que era buena lidiando con los cambios, siendo adaptable. Puedo decir que soy buena reaccionando en situaciones de crisis, viendo algo de claridad en medio de una tormenta, pero luego, cuando todo se calma, les toca a mis crisis personales. Y allí es cuando vienen esos estados ansioso-depresivos.
Cuando la mente se va muy al futuro, no ve claridad, no tiene certeza, empieza la ansiedad. Porque queremos ver resultados ya, porque necesitamos que algo o alguien nos diga, no te preocupes, tendrás trabajo en tal fecha y será este tipo de trabajo. La mente es la engañadora suprema. Llena de laberintos y telarañas. Trampas donde caer fácilmente porque, afrontémoslo, es más fácil caer en estados de miedo y carencia que en estados de alegría y esperanza por el futuro.
Es como si estuviéramos programados para creer más en lo malo que en lo bueno. Nuestro modo default es, escasez, carencia, miedo, crisis. Y por lo menos mi mente, puede crear realidades asustadoras y desafiantes...realidades que en realidad, valga la redundancia, no deseo.
En este tiempo, me di cuenta que sí, es más fácil caer en ese estado ansioso, es más fácil creerle al miedo y escuchar a tu mente. Es la verdad. Pero, también me di cuenta que no deseo esos estados ansiosos, que la única persona responsable de manejar mis pensamientos y emociones, soy yo misma. Puedo invertir la misma energía y cantidad de tiempo en imaginar, en visualizar, una realidad que sí deseo...en vez de hacer lo contrario.
Puedo rebelarme a ese programa default y decirle, que yo sí creo, sí tengo esperanza, sí acciono y no reacciono.
Eso puede tomar tiempo, ver resultados tangibles, de la transformación de esas creencias limitantes, toma tiempo. Bueno fuera, todo sucediera de forma inmediata. Pero entonces, donde estaría realmente la confianza, la fe, la certeza, si todo se diera rápido?
Hace no mucho, en una terapia, alguien me dijo que, había pasado 39 años de mi vida escuchando a mi mente, que tiene la experiencia de vida de 39 años solamente, o podría, realmente escuchar a mi corazón que susurra todo el tiempo, que tiene la experiencia de muchas vidas, la sabiduría de muchas existencias, la conexión con eso más grande que es la consciencia.
Decidí escuchar a mi corazón. No es algo fácil siempre. Trastabillo todo el tiempo, pero persisto. Es ese copiloto que ve el camino y sabe cuál es la mejor ruta para llegar a mi destino, de la mejor manera. Yo sólo debo escuchar y hacer lo que me dice. Tomar el timón con decisión y a pesar de los miedos, seguir moviéndome.
CMC.